A veces dejamos que la soledad inunde nuestro corazón, dejamos que lo llene de sombras, vacío y oscuridad… no entra tan si quiera un rayo de luz que alumbre un pequeño hueco ya invisible… lo cerramos con llave y la tiramos bien lejos para que nadie la encuentre jamás.
Somos capaces de escondernos detrás de un muro fortificado, y dejar que nuestra alma se congele… conseguir que nuestro corazón se vuelva tan frío en inservible que sea incapaz de volver a sentir el calor del aliento de un beso de verdad…
Pero a veces… por casualidad alguien que camina por la calle, tropieza con la horma de su zapato, cae al suelo estrepitosamente y justo en el momento de levantarse alza su cabeza y perdiendo la mirada más allá de donde alcanzan sus ojos, la encuentra bajo unas cuantas hojas caídas ya por el otoño.
Es la hora de abrirlo… ya es momento de hacerlo… de dejar el pasado en paz, de mirar hacia delante, de abandonar los recuerdos que tantas cicatrices te han marcado el cuerpo… de coger con las manos el sol y calentar este corazón helado por el invierno, de volver a sonreír por que si… de cerrar el libro que escribimos juntos hace ya algún tiempo y tirarlo al mar para que no vuelva… es el momento de comprender que lo que fue ya no volverá jamás y que seguro que… es mejor que sea así…
Tengo ganas de abrazar el presente, de besar el futuro… quiero acariciar cada centímetro de felicidad a tu lado, quiero hasta el último gramo de cariño… este mundo es de los soñadores, de los que se arriesgan a perderlo todo por ganar un solo instante y compartirlo contigo…
Es hora de coger con los dedos la llave, caminar hacia el fondo de la habitación… tomar suavemente con las dos manos la cajita que está encima de la mesa, introducirla poco a poco… con mucho cuidado y darle cuarto de vuelta hasta oír el “clic”… tomar la tapa y abrirla despacito… sentarnos juntos y escuchar la canción que brota de su interior, cerrar los ojos y soñar cogidos de la mano… susurrarle al viento, tomar las riendas de nuestras vidas…
“La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado”
Gabriel García Márquez
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