8 de enero de 2012

... EL PEREGRINO ...

          Hace muchos años, un peregrino que caminaba recorriendo el mundo con el simple y humilde objetivo de conocer este mudo en el cual vivimos y las gentes que en el habitamos, llegó a una pequeña aldea situada en la falta de una montaña, tan pequeña era que entre la niebla apenas se podían distinguir el humo de las chimeneas…



       El hombre con tan solo un pequeño zurrón, su bastón y su larga barba gris… cansado de andar toda la jornada decidió pasar la noche en aquel lugar, si alguien de aquella pequeña aldea lo acogía, pues… aquel hombre no tenía más que las manos vacías, es decir… nada que ofrecer salvo… mil historias que poder relatar al calor de un buen fuego y una taza de un sabroso caldo…


       Mientras bebía agua de una pequeña y fresca fuente, un lozano niño se acercó corriendo hasta el, atraído supongo por… la constante curiosidad que acopia a los pequeños… allí se le quedó mirando, de pie… a dos metros con sus rosados carrillos y la boca medio abierta, sin mediar una sola palabra…


       El hombre le sonrío, se acercó lentamente hasta él y bajando hasta su altura le puso su mano en la cabeza… con una voz muy suave le preguntó su nombre… el niño abrió la boca mostrando entonces su sonrisa, lo cogió de la mano y tirando de él se lo llevó hasta casa…


         Basta imaginar la cara de sorpresa de la madre cuando vio aparecer al niño con un hombre  venido de tan lejos colgado de una de sus manos, mientras el niño tiraba de él hasta la cocina… aquella noche toda la familia permaneció con la boca abierta y el oído despierto a cuanta fábula relataba aquel hombre con su frágil tono de voz, a la luz y el calor de un buen fuego y… una taza de un buen caldo…



A la mañana siguiente, cuando muy temprano despertó, aquel hombre muy agradecido a toda la familia por la maravillosa velada… se despidió, no sin antes acercarse al niño y hacerle entrega de un grandísimo tesoro… una gran concha traída de mares muy lejanos, y enseñarle que… aunque lejos de allí, si colocaba su pequeña oreja junto a ella podría escuchar las olas mecerse en la orilla… y si cerraba los ojos podía soñar con aquellos maravillosos lugares…

El hombre, antes de marcharse de aquella aldea, decidió pasarse por su cementerio, pues pensaba que la grandeza de un pueblo y sus gentes también se mide por el trato que le dan a sus seres queridos cuando estos abandonan la vida…

Al llegar a la puerta, empujó la misma y paso hacia el interior… comenzó a leer los lugares donde descansaban y… cual fue su sorpresa…  “Juan Nieto, tres años y dos meses”, “Rubén Gallegos, cinco años, tres meses y dos días”… continuó leyendo… “Rita Alonso, un año y nueve meses”, “Gonzalo González, ocho meses”…

El hombre frunció el ceño de sorpresa y mientras se rascaba su barba gris… se preguntaba qué habría pasado en aquella aldea, en la que tan solo había sitio para los niños… entonces decidió adentrarse más para ver si las personas de más edad se encontraban al final del mismo… pero… “Sara Escudero, tres años y once meses”, “Julio Garrido, ocho años, un mes y dos días”…

Aquel hombre, muy triste y con la cabeza baja decidió abandonar aquel lugar… no entendía que podía haber pasado en aquella pequeña aldea pero, fuera lo que fuera había sido una gran tragedia…

Justo en el momento de cruzar la puerta, una señora muy avanzada en años se dirigía al interior portando un ramo de rosas… el hombre supuso que sería para alguno de los niños así que, cortés y muy amablemente le preguntó a aquella anciana que es lo que había pasado allí… ¿por qué solo había niños y niñas…?


       
La buena señora… sonrió al humilde peregrino y le dijo: “Mire usted buen hombre… no son niños solo los que aquí duerme… en esta aldea cuando alguien nos deja… en su lugar de descanso eterno no grabamos el día en que nació y la fecha en la que murió… si no que escribimos los años, meses y días en los cuales disfruto de la felicidad junto a las personas que lo querían… ya que aquí, pensamos que este tiempo es el único en el que realmente se disfruta de la vida”.

Esa buena mañana aquel hombre que había recorrido todo el mundo aprendió la que sería sin duda la mejor de las lecciones que le habían regalado… y cuando escuchó esta historia el que entendió lo que realmente es importante en la vida… fui yo… intentar ser feliz cada instante de cada día para que al final de la misma acumule tantos momentos que no me quepan en el corazón…

Y así tiene que ser… gracias Juan Nieto por esta historia… aquella noche, a luz y el calor de un fuego… con la mejor compañía que se pueda desear y… en las manos…una sabrosa taza de caldo…



1 comentario:

  1. que quieres que te diga de esto, pedazo de artista estas echo!!! ,ahora la gente no tiene que andar en un itinerante para poder escuchar esta historia, sino que la puede leer directamente desde el sofa en internet!!!! me alegro muchisimo de que te guste de que compartieramos ese viaje , esta historia y todas las que quedan por venir, por cierto ruben gallegos disfruta mucho la vida para ser coordinador tecnico!!!1 jajajajajaja un abrazo!!!!!

    Juan

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