11 de abril de 2013

... COMO UN ESPEJISMO ...


Acurrucado en la silla de madera roída con el paso de los años, ojeo de nuevo las páginas de uno de los libros de la estantería de mi pequeño estudio. El título toda una ofrenda a la imaginación y la interpretación de pensamientos y sueños, “Cuentos para pensar”, ¡Todo un regalo!... el autor  Bucay, alguien que esgrimiendo hábilmente su pluma consigue mostrar el sendero de baldosas amarillas hacia el mundo de la felicidad personal, hecho que a muchos se nos desliza entre los dedos como aguas revueltas que nos impiden llegar a puerto para contemplar la puesta de sol.
Allí me encuentro sumido en la tenue y suave luz de las aromáticas velas color canela, mecido únicamente por el calor de una manta y el taciturno sabor de un buen café en su perfecta taza de porcelana color blanco.
El tiempo permanece parado, pero ahí afuera la luna cambia de posición con el paso de las horas. Parece moverse a propósito de poder, desde la altura colocarse en el mejor de los lugares, y de este modo lograr reconocer alguna de las líneas que ahora descubren mis pesados y cansados ojos.
De repente el viento llama a la ventana como si quisiera colarse sin avisar, no logra su propósito esta vez, pero en cambio, consigue desviar mi atención lo suficiente para percatarme de que estás ahí…
Hasta ahora no había podido advertir tu presencia, no recuerdo haberte visto entrar, pero ahí estás… de pie al fondo de la habitación. Tu figura parece inerte, carece de movimiento, de vida… tus ojos opacos impiden ver más allá señal alguna de algún destello de luz, la tez pálida de tu rostro asemeja a la cara aún oculta de la luna esta noche, el cabello revuelto y tu barba desarropada muestran la dejadez de tus días, flaco, encorvado y sin fuerza…
-¿Qué haces ahí?- grito desde el otro lado de la estancia.
No obtengo respuesta alguna, tan solo tus ojos clavados en alma intentando decir algo que no puedes expresar con simples palabras.
-¿Qué te ocurre?- pregunto, pero tú sigues sin articular sonido alguno.
Lentamente y apoyado en ambas manos, me levanto de mi vieja silla hasta estar completamente en pie. El sigue con los ojos puestos en cada uno de mis pesados y lentos movimientos, parece no incomodarle en absoluto. Despacio camino hacia la parte más alejada del estudio, allí estás tú… cada paso que doy parece que aumenta en estatura, en cambio mi figura se hace cada vez más y más pequeña.
Ahora estoy justo en frente suya, nada… ni un solo gesto, movimiento o parpadeo de ojos, algo que indique que está vivo. Tan solo permanece ahí, frente a mi ser, con su pálido rostro, su aspecto dantesco y desaliñado, fuerte como una roca y al mismo tiempo  tan vulnerable como si la suave brisa de la mañana pudiera arrancarle el último hálito de su alma. Tan solo clavas tu iris en mí.
Entonces alzo la vista y nuestras pupilas se cruzan durante un segundo, y al instante ambos en un rápido movimiento cesamos nuestras miradas… sentimos miedo, vergüenza, pánico.
 Tú no dices nada, yo doy media vuelta y con la cabeza sumida en un mar de pensamientos carentes de orden decido regresar al mundo de Oz. Justo antes de tomar la silla por la mano, detengo mi marcha y vuelvo mi rostro, sigues donde te dejé, al otro lado de la sala, ahora sé que permanecerás allí largo tiempo. Entonces me siento, y sin alzar más la vista recojo mi libro, el café me percato… ya está frio.
Y pienso: ¡Maldito espejo... maldito seas, siempre muestras lo que nadie más que tú es capaz de ver!
 
 
 
 
"No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras"

Juan Luis Vives (Humanista y filósofo Español)

 


1 comentario:

  1. "Mi espejo mira hacia el interior. Las palabras las escribo en la frente y alrededor de las esquinas de la boca. Mis rostros humanos son más ciertos que los reales".

    Paul Klee.

    Hermoso quien sabe mirarse en el espejo del alma.

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