¡En estos días inciertos,
en los que la soga de la vida
estrecha lentamente su nudo,
ahogando cada segundo,
cada llanto de alegría,
todo puño alzado al cielo,
toda voz ardiente de esperanza!
Me veo inmerso en la más profunda indeferencia
al contemplar el amanecer de un nuevo día
en el paraíso de los pobres de alma y necios
que aún piensan,
que ideas valientes
y corazones como los vuestros
no pueden cambiar este mundo.
Corazones enlazados entre si,
amarrados todos
al timón de un barco,
valor y entrega el timonel…
viento en popa a toda vela
pidiendo a gritos despertar,
emprendiendo el vuelo, rumbo… libertad!
Ansiada y difícil libertad…
Para los más jóvenes y para
aquellos que ya pintamos canas…
Para vuestras risas y,
porque no, también
para nuestras lágrimas…
Para los que estamos aquí y ahora
y para los que ya no caminan cerca…
Para los que día tras día,
sol tras de luna, dejan su huella,
y para los que firmemente caminamos sobre ellas…
Para los que abrazan y besan, y para
los que recibimos el calor de unas manos ajenas…
Para aquel o aquella que ofrece su alma…
Y también porque no… para el que no lo hace…
¡Para todos y para todas,
Os puedo entregar…
este hombro desgastado por las lagrimas
unas palabras para vivir intensamente,
unos pies cansados de caminar,
brazos y labios cortados de besar
un alma casi invisible,
un corazón podrido de latir…
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