Hoy el día no empezó con buen pie…
anoche volví a pensar en todas esas cosas que me hacen sentir fatal, volví a
recordar los malos momentos… no quiero pensarlo más ahora…
Mi amiga Sara siempre me dice que la
vida nos tiene que estar preparando algo muy bueno, con los malos ratos que nos
llevamos últimamente… seguro que es así, pero pasan los días y no llega nada,
tiene razón… lo que tengo que hacer es no esperar nada ni buscarlo, tan solo
llegará algún día.
Y quizás me esté equivocando… después
de tantos años, me doy cuenta de que no se valorar las cosas, yo… que siempre
les digo a los demás que deberían hacerlo cada día, que en el mundo en el que vivimos
no tenemos aprecio a nada, ni nos damos cuenta de todas las cosas bellas que
están a nuestro alrededor… deberíamos dar las gracias por cada amanecer que ven
nuestros ojos, aplaudir cada puesta de sol, cada abrazo, beso, caricia y
sonrisa… pero no lo hacemos, no agradecemos nada, estamos tan acostumbrados a
tenerlo casi todo, que no apreciamos lo que tenemos hasta que… simplemente se
va.
Hace nueve años, una cuadrilla de “mocosos
y mocosas” me dieron la mayor lección que he aprendido en mi vida… sin saberlo,
con su poco más de metro y algunos centímetros, me enseñaron que dentro de mi había
alguien diferente, una persona como ellos decían… especial, y yo tan si quiera
me había dado cuenta de nada.
En poco más de dos meses hicieron que
mi idea del mundo cambiara por completo, lograron que me sentara a pensar que “coño”
había hecho conmigo hasta ese momento y lo que esperaba de mi mismo… consiguieron
dar una tremenda voltereta a mi vida, que aún llega hasta nuestros días…
Son muchas las personas que me
preguntan de dónde saco tantas fuerzas para seguir adelante con cada uno de mis
sueños… ¿Tío… en que piensas para levantarte de cada porrazo?, porque… siempre
lo acabas haciendo, y cuando esto ocurre te pones de pie cada vez con más
fuerza si cabe…
Nunca he contestado a esta pregunta…
creo que es el momento de hacerlo, quizás sirva de inspiración a alguien…
Aquellos críos con los que tuve la
suerte de empezar como profesor son mi fuerza, cada segundo que pasé a su lado
fue tan intenso que aún resuenan sus
voces y sus risas cada en mí… aquellos críos que me enseñaron a valorar todo lo
que yo había despreciado hasta ese momento, hace nueve años ya… no pasa un día
en que no me acuerde de cada uno de ellos y de ellas, no pasa un solo instante
que no les eche de menos… cuanto me gustaría poder regresar atrás en el tiempo
y quedarme allí… un pedacito muy grande de mi se quedó allá, y a cambio me
traje una nueva vida a casa. Tuve la oportunidad de ir a enseñar y lo que hice
fue aprender más que en todos mis años de aulas. Aprendí algo que nadie te puede
mostrar en los libros, algo que no puedes tan siquiera imaginar, ver o valorar
si no lo vives.
Me hicieron tal regalo que hasta este
mismo preciso instante sigo sintiéndome en deuda con todos ellos… que
jodidamente feliz fui aquellos meses, por primera vez en mi vida me sentía
útil, pero de verdad.
Recuerdo el último minuto que pasé en
Kosovo antes de entrar por la puerta del avión de vuelta a casa… me paré, eché
la vista atrás y mientras suspiraba pensé… quizás no vuelvas nunca a este
lugar, míralo bien y no lo olvides jamás porque aquí, se queda un cacho grande
de tu alma…
Y así ha sido… no he vuelto… y en cierto
modo me encuentro algo vacío, quizás debiera volver y encontrar lo que dejé
allí…
Tal vez os preguntareis ¿Por qué hoy?, ¿Por
qué después de nueve años nos cuentas esto? Muy simple… hoy dos personas me lo
han recordado, Hasan y Sefer, nueve putos años después… y gracias a las “inservibles”
redes sociales (o eso dicen), nueve años después nos encontramos en una de ellas,
hablando y recordando aquellos días pasados… y lo mejor de todo, se siguen
acordando de aquellos días y del tontorrón del profe que les enseñaba a hacer en
clase, perritos con globos de colores…
¡Me cago en todo!
Que puta alegría saber que todos siguen
bien, con sus sueños de adolescencia, su futbol, su horrorosa música hip-hopera,
esos pelos a lo Ronaldo y las camisetas del Barsa…
No sé si estoy feliz o triste, no os
imagináis como me latía el corazón cuando uno de ellos me dice: “Hola… ¿yo a ti
te conozco verdad?”
El día de hoy amaneció fatal pero… hay
que empezar a ser agradecido con el mundo cuando ocurren cosas que te hacen
sentir mejor… por ello, muchísimas gracias al Dios que fuere por el momento tan
feliz que me ha hecho vivir esta tarde…
Momentos así, son lo que hace que uno
se levante cada mañana con ganas de comerse el mundo, le pese a quién le pese,
le joda a quién le joda pero sobre todo… le encante a quién le encante.
Ahora… buscar vuestra motivación, recordarla
siempre en los malos momentos y salir ahí afuera en busca de un león…
Benjamin
Franklin (1706-1790)
Esta tarde, sin darte cuenta, has tenido a la mariposa posada en tu hombro... ;)
ResponderEliminarPagaría por ver tu carita en ese momento :) un buen chute de adrenalina no?
ResponderEliminarGuarda el recuerdo de esa sensación para los días malos...
B.
Hermoso blog jonathan!!!
ResponderEliminarCada día procuro leer muchas de las entradas que has publicado
No dejes de poner tu alma y corazon en cada una de ellas , ni a las personas que haces feliz
Los recuerdos jamas nos abandonan , permanecen intactos en nuestra memoria para recordarnos que estamos vivos , que sentimos y que nos debemos ser felices
De una silvya sonriente